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miércoles, noviembre 29, 2006

PRESERVATIVOS PARA EL CORAZON: ¿SEXO EN LA ADOLECENCIA?

El sexo es un tema que los jóvenes manejamos a la perfección. Por lo menos, muchos piensan así. Sin embargo, y a pesar de que la información actual que hay al respecto es mucho más completa y accesible para nosotros, todavía nos quedan muchas inquietudes. Nuestra sexualidad sigue siendo fuente de ansiedades, temores y expectativas.


Muchos de nosotros tendemos a pensar en nuestra sexualidad sólo en función del sexo, y del sexo sólo en función de las experiencias "genitales". El sexo es parte fundamental de la sexualidad, mas esta sexualidad no siempre implica tener sexo. La sexualidad no se limita al coito (a lo genital), sino que es el conjunto de palabras, gestos, miradas, afectos, poemas, sonrisas, preferencias, acciones, que enriquecen la expresión de cada uno de nosotros mismos y la relación con los demás. Y el sexo no es sólo coito; es un intercambio de expresiones de amor y respeto que va más allá del contacto de dos cuerpos en busca de placer.


Según Claudia Campos, psicóloga y terapeuta sexual, "alrededor de los trece o catorce años se comienzan a formar parejas, con quienes se tienen las primeras experiencias socio sexuales mediante las caricias y besos. Así se aprende a conocer las reacciones propias y las de la otra persona". Esto es perfectamente natural.


PRIMEROS PASOS

Para nadie es un secreto que la actividad sexual de los jóvenes se ha incrementado considerablemente en los últimos años, y que cada vez la edad de iniciación sexual es más corta. El desinterés o ignorancia acerca de los métodos de control de natalidad y enfermedades de transmisión sexual, contribuyen a la aparición de problemas de orden físico, psicológico y social. Y así, el número de adolescentes embarazadas y la incidencia de las enfermedades venéreas está aumentando.


La sexualidad ya no es un escondite, desde temprana edad se escucha hablar de ella. "Cuando yo tenía 15 años no sabía de dónde venían los bebés, hoy mi hijo se las sabe todas", comenta una madre de un niño de 11 años.

Pero, ¿qué es
lo que tanto sabemos?. "Los padres y madres se sienten incómodos al hablar con sus hijos de cuestiones sexuales, de modo que los adolescentes, en cambio, obtienen información, gran parte de la cual es incorrecta, de otros adolescentes de la misma edad", afirma


Rodrigo Tenorio, psicoanalista. Por otra parte añade: "En la adolescencia chicas y muchachos descubren, de manera vivenciar, que solos no pueden vivir; que cada sujeto, mujer o varón, es un ser a medias, incompleto, y que necesita de otro para vivir, para dar cuenta de su sexualidad".


Actualmente, el promedio de edad en que los jóvenes tienen sus primeras relaciones sexuales, oscila entre los 14 y 19 años. "En la mayoría de los casos, estas relaciones se dan desde la espontaneidad, es decir, llegan y acontecen sin planificación. Lo que puede ser visto como una cualidad que enriquece la ternura y el amor, también posee connotaciones de tragedia porque suele ser la causa de embarazos y enfermedades" afirma Tenorio. Pero también puede haber efectos a nivel emocional y psicológico.


Según Pro- familia, entre los motivos de la primera relación sexual, se cuentan la curiosidad y la presión de grupo o de pareja. ¿Por qué, si hoy en día según estadísticas, la mayoría de los jóvenes conocemos los métodos anticonceptivos, no siempre los utilizamos? La respuesta podría indicarnos que no estamos preparados para la responsabilidad que implican las relaciones sexuales.


Tengamos en cuenta que, dada la difusión que se ha hecho, la mayoría de personas saben de los riesgos que se corren: SIDA, Sífilis, Gonorrea, abortos. Estos riesgos con la utilización de métodos anticonceptivos y con la abstinencia. ¿Qué pasa entonces? "En la adolescencia, época de la vida en la que apenas se está estructurando la personalidad, se tiende a creer que los peligros son ajenos y no propios. Es lo que llamamos el típico egocentrismo adolescente que implica una omnipotencia absurda: 'A mí eso no me pasa', es la frase predilecta" - cuenta Leonardo Cadavid, psicólogo. Una bomba de tiempo total.


Pero hay otros riesgos que se corren, y de los cuales poco se habla: las consecuencias emocionales y afectivas del sexo temprano. Ya habíamos mencionado los riesgos físicos que, a su vez, provocan efectos a nivel psicológico y emocional. Pero el solo hecho de tener relaciones sexuales también tiene implicaciones graves en cuanto a autoestima, confianza en sí mismo y capacidad de relacionarse. "Por estar apenas en una etapa de desarrollo temprano, el adolescente no se siente seguro acerca de sí mismo y los demás; las relaciones sexuales tempranas pueden causarle mucho dolor y sufrimiento si, por ejemplo, son abandonados por la pareja o son rechazados por su grupo" comenta Cadavid.


Por eso hablamos de preservativos para el corazón. Siempre habrá protección para el cuerpo, pero cuesta más trabajo proteger a nuestra alma. ¿Cuáles son los riesgos emocionales y afectivos que existen?


Depende de lo que pongamos en juego. "Muchos jóvenes ven en el sexo, una posibilidad para ser aceptados y queridos por el otro, por lo cual no establecen relaciones de 'igual a igual', sino de intercambio de favores: tú me quieres, yo te lo doy'- afirma Leonardo Cadavid. Cuando esto pasa, la relación no está basada en el respeto, sino en el utilitarismo, y el joven o la joven, se crea la falsa idea de que sólo vale por los placeres sexuales que puede ofrecer. Al cabo de un tiempo, la herida es grande. Esto mismo sucede cuando existe una amenaza de abandono; aquí aparece lo que conocemos como 'la prueba de amor'.


El sexo entonces se vuelve el mecanismo para retener a quien queremos, sobre todo en el caso de las mujeres, que muchas veces acceden a las relaciones sexuales aún sin querer tenerlas.


A los hombres no les queda más fácil. Las presiones de grupo empujan a los jóvenes a demostrar que sí son "hombres" porque tienen sexo con una o varias mujeres.

Esto implica sacrificar muchas cosas: los propios gustos, la intimidad, la posibilidad de establecer relaciones basadas en el amor y el respeto, y su propia imagen de masculinidad. "Obviamente, ni la masculinidad ni la feminidad, están ligadas a la actividad sexual de la persona. Tener más sexo no nos hace más hombres o más mujeres. Simplemente nos hace hombres y mujeres con más actividad sexual... y mayores riesgos si no se toman precauciones, por supuesto" - afirma Sandra Silva, psicóloga.


La búsqueda de popularidad o reconocimiento social a través del sexo, es otro de los riesgos que corremos. En muchos grupos, las y los jóvenes que han empezado una vida sexual activa gozan de una mayor "popularidad" entre los demás, sin embargo, siempre queda la terrible duda de si los demás los aceptan y siguen por lo que son o por lo que ofrecen en materia sexual. "La idea de que el amor se consigue a través del sexo es más que absurda", concluye Cadavid.


Muy cercano a todo esto, está el riego de promiscuidad. Por la etapa en que nos encontramos, los jóvenes no somos estables: cambiamos de gustos, de intereses, de ánimo y por supuesto, de novios. Cuando se empieza a tener sexo, luego es muy difícil parar. Entonces, es muy posible que una vez empecemos vida sexual, la continuemos teniendo con todos los novios o novias que tengamos. "El peligro de ser promiscuo está en que el adolescente puede llegar a genitalizarse y a hacer una división entre afecto y sexo que finalmente tendrá implicaciones en su autoestima" - afirma Silvia Casabianca, médico Master en Psicoterapia Artística. Además de esto, algunas investigaciones parecen demostrar que la promiscuidad puede llegar a causar infertilidad en la mujer. "El semen es un inmunodepresor. Que la vagina reciba altas cantidades de él puede inhibir su producción de óvulos. Entre más joven sea la joven, mayores riesgos hay".


En otras ocasiones, empezar una vida sexualmente activa a temprana edad puede producir sentimientos de culpabilidad y vergüenza, sobre todo en las jóvenes. Debido a la educación tradicional que recibimos y a lo que dicen algunas religiones sobre el sexo, la o el joven que tiene relaciones sexuales puede sentir que está traicionando a sus padres o a Dios, lo que le causará ansiedad y sentimientos de culpa. Si los padres se dan cuenta, también se tendrán muchos problemas y ansiedades.


Las consecuencias emocionales del sexo en la adolescencia dependen mucho de las razones para tenerlo. Es muy diferente tener relaciones sexuales producto de las presiones sociales, grupales o de la pareja, que tenerlas con base en una decisión personal en la cual hemos tenido en cuenta los riesgos a los que nos enfrentamos. Valdría la pena entonces preguntarse si a la hora de tener sexo, estamos manejando la situación, o la situación no está manejando a nosotros.


Y entonces ¿cuáles son los preservativos para el corazón?


Planear nuestros actos

Tomar las decisiones teniendo en cuenta nuestros propios gustos, sueños, temores y proyectos.
Tener claro lo que buscamos con nuestros actos: aceptación, amor, popularidad, experiencia. (ninguna de las anteriores es una razón adecuada para tener sexo).

Evaluar los riesgos que corremos:

¿Conocemos los métodos de planificación y su utilización?

¿Conocemos los riesgos que corremos en cuanto a embarazos y enfermedades?

¿Que pasa si lo hacemos y nos abandonan?

Estar seguros de las circunstancias que nos rodean:

¿Estamos en una relación estable?

¿Es una decisión de común acuerdo?

¿Somos respetados y respetamos nuestra pareja?

¿Tenemos confianza en el otro?

Hacer las cosas a su debido tiempo.

2 Comments:

Blogger Aristóteles said...

¡Estupendo... Excelente!

Muy bien desarrollado el tema. Muy claro y conciso.

Te felicito.

Un apretón de manos.

jue nov 30, 02:10:00 p. m. 2006  
Anonymous Anónimo said...

Oye Hijo, tu no escribiste este articulo. Apareció en la revista Camaléon, hecha por jóvenes en COlombia, en en el año 1998 si no estoy mal.

dom dic 02, 01:34:00 p. m. 2007  

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