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viernes, septiembre 22, 2006

¿Depresiones invernales?

¿Es cierto que muchas personas enferman de depresión en otoño e invierno? No, dice el Prof. Dr. Ulrich Hegerl, médico jefe en la Clínica de Psiquiatría y Psicoterapia de la Universidad Ludwig Maxilian, de Múnich.

La "depresión vinculada con las estaciones del año" es una subforma de depresión más bien rara. Sólo aproximadamente el diez por ciento de todas las depresiones en los meses de otoño e invierno pueden ser calificadas como tal.

En un promedio anual se registran sólo leves oscilaciones en lo que se refiere a la aparición de depresiones. No obstante, la experiencia nos dice que muchas personas se sienten cansadas y desganadas cuando comienzan a caer las hojas y mucho más en los fríos días de invierno.
Sin duda, dice Hegerl, muchas personas caen en un estado de ánimo melancólico cuando comienza el otoño, pero ello es pasajero y nada tiene que ver con una depresión en sentido médico.
Pero si se constata una depresión otoñal-invernal, ésta adquiere algunas características especiales. A diferencia de las depresiones permanentes, los afectados no sufren de insomnio, sino que tienen una mayor necesidad de sueño.

Depresión y procesos biológicos

Otra diferencia es el apetito. Pacientes permanentemente depresivos sufren de falta de apetito y bajan a menudo de peso. Las personas que sufren una depresión estacional tienen, por el contrario, más apetito. En particular comen entonces sobre todo alimentos ricos en hidratos de carbono, como por ejemplo golosinas. De una depresión estacional se habla cuando se ha producido por lo menos dos años seguidos en la misma estación del año.

Por otra parte, no es casualidad que una enfermedad psíquica se genere justamente en los meses oscuros. Una de las causas de la depresión estacional puede ser la menor cantidad de radiación solar. La luz solar influye a través de la retina sobre determinadas sustancias mensajeras, como la serotonina, cuya falta parece ser causa de depresiones.

La luz también influye sobre la producción de la hormona melatonina, que regula, entre otros procesos, también el ritmo de sueño y vigilia del ser humano. Durante los meses oscuros de invierno, el cuerpo produce más melatonina, lo que puede llevar a que algunas personas se sientan más cansadas y soñolientas. No obstante, esa hipótesis no está comprobada aún totalmente.

Terapias de luz: lámparas no se necesitan

Por ello, una terapia de luz puede ayudar a superar algunas formas de depresión. Para ello no se necesitan imprescindiblemente lámparas especiales. Un extenso paseo diario al aire libre basta. Incluso en días grises, la cantidad de luz que se absorbe al aire libre es similar a la de una lámpara terapéutica.

No obstante, en casos de serias depresiones estacionales, la terapia lumínica no basta. En esos casos se necesitan a menudo medicación y un tratamiento psicoterapéutico.

¿Cómo reconocer una depresión?

¿Cómo reconocer si se sufre de una depresión o sólo se pasa por un estado de melancolía pasajera? El Prof. Hegerl dice que las personas que sufren de una verdadera depresión –ya sea estacional o no– tienen determinados síntomas por un la lapso de por lo menos dos semanas.

No son sólo síntomas psíquicos, como falta de ánimo, alegría e interés, sino que también pueden experimentarse desórdenes físicos. Dolores de espalda o de estómago, por ejemplo, pueden ser indicios de una depresión. ¿Qué consejos se puede dar a personas que, si bien no sufren de una depresión, no tienen buen ánimo en el otoño e invierno? ¿Qué se puede hacer?

Bueno es practicar regularmente deporte en invierno, dice el Prof. Hegerl, sobre todo al aire libre. También es importante cultivar los contactos sociales y no retirarse a la soledad. Simplemente hacer conscientemente cosas bonitas y no dormir demasiado: una receta probada para superar de buen ánimo las dificultades que plantea la época oscura del año.